Debemos inculcar una cultura del mantenimiento de lo cotidiano.

Debemos inculcar una cultura del mantenimiento de lo cotidiano.

 

Entrevista realizada por Jesús Cañada para el Periódico Bilbao en Julio de 2018.

–¿Por qué elige Arquitectura?

–Lo decidí con quince años, vivía en Barcelona y tenía un grupo de amigos con los que queríamos cambiar el mundo a través del arte. Tocábamos en grupos de música, hacíamos teatro, nos colábamos en los edificios de Gaudí cuando estaban cerrados y visitábamos museos a deshoras. Era la Barcelona preolímpica y se respiraba transformación; una transformación que se hacía a través de la Arquitectura. De aquel grupo, uno es filósofo, otro músico, otro bodeguero y promotor cultural y uno se dedica a la rehabilitación de personas toxicómanas. Quiero creer que de distintas maneras, menos ingenuamente y con mayor madurez y lucidez que antes, seguimos persiguiendo el mismo sueño.

–¿Y cómo recuerda sus inicios profesionales?

–Eso sí fue más complicado... Aunque no me quejo, no somos tantos los de mi generación que hayamos podido construir trabajando por cuenta propia. Al poco de empezar, fuimos (con mi compañero David Duchein) finalistas del premio a la Primera Obra en Francia, siguieron unos pocos concursos ganados y algunos encargos privados. Vivienda Protegida, de promoción privada, unifamiliares, oficinas y equipamiento... he tenido ocasión de construir un poco de todo a ambos lados de los Pirineos, incluso en plena crisis. Aunque los últimos años han sido muy duros.

–Ahora ocupa un cargo político. ¿Qué le ha sorprendido más de esta nueva etapa?

–Asumir un compromiso político explícito es una decisión importante, diría que trascendental, pero siempre he concebido la Arquitectura mediante el compromiso y al servicio de la sociedad, en ese sentido para mí no deja de ser un proceso lógico. La gestión pública sorprende por lo lento de los procesos administrativos y burocráticos, e internamente algunos directamente kafkianos que para un profesional liberal son a veces incomprensibles y hasta intolerables. Las administraciones en general tienen mucho margen de mejora en la agilidad y rapidez de las tramitaciones, al menos en nuestro sector. Y de cara a la ciudadanía que es la destinataria última de todo lo que hacemos diría que el Estado del Bienestar también se defiende en la exigencia del cumplimiento de los plazos.

–¿Cuál es la situación real de la vivienda en Euskadi?

–La política de vivienda es polifacética. A veces pensamos que se reduce a la promoción de vivienda pública o protegida de obra nueva y no es así. Además de las políticas de fomento e impulso de la rehabilitación y de mejora de la accesibilidad, están las de gestión de suelo y toda la vertiente social, máxime cuando la vivienda pública se destina al alquiler.

La política de vivienda en Euskadi es un referente, se han hecho más de 104.000 VPO desde que se asumieron las competencias en esta materia en 1981, 34.000 de ellas promovidas desde el departamento de Vivienda. Aún y todo, y como el problema de la vivienda está en el cruce de caminos de distintas problemáticas socio-económicas, (precariedad laboral, salarios bajos, dificultades de acceso a la financiación por parte de las familias, etc…) todos los esfuerzos resultan siempre insuficientes.

Alokabide, la empresa que gestiona el parque público de vivienda procedente de la promoción que realiza el Gobierno, bien directamente o bien a través de la sociedad VISESA y otras viviendas que capta en el mercado a través de programas como Bizigune, cuenta con un parque de 12.400 viviendas en régimen de alquiler.

–¿Mejorará nuestro parque de viviendas a corto plazo?

–Tenemos un parque edificado de los más antiguos de Europa, con importantes necesidades de rehabilitación. Solo por dar un ejemplo: aproximadamente un  30 % de los edificios residenciales carecen de ascensor. El Plan Director de Vivienda 2018-2020 tiene previsto más de 98 millones de euros en ayudas a la rehabilitación que tienen un gran efecto multiplicador de la inversión. A corto plazo hay una clara apuesta por la rehabilitación edificatoria y la regeneración urbana. A medio y largo plazo debemos de ser capaces de inculcar una cultura del mantenimiento cotidiano, hoy bastante escasa entre la ciudadanía, independientemente de si es propietaria o inquilina.

–¿Vivienda en propiedad o vivienda en alquiler?

–El Observatorio Vasco de la Vivienda fija la demanda inscrita en Etxebide en más de 62.000 solicitantes, una demanda que ha dado un giro de 180 grados en los últimos años, invirtiéndose la demanda que ahora es en alquiler para más del 80 % de los inscritos en Etxebide. Por un lado es lógico que los poderes públicos concentren sus esfuerzos en el alquiler, y la nueva Ley de Vivienda de 2015 así lo hace, y nos obliga a todas las administraciones. Por otro lado el giro de que se opera en la demanda viene sin duda marcado por la coyuntura socio-económica originada por la crisis. Si la crisis y sus consecuencias fueran pasajeras diría que sería un tema coyuntural y que la demanda volvería hacia la compra con la recuperación económica. Desgraciadamente creo que para un sector muy importante de la sociedad la crisis ha introducido una precariedad y una incertidumbre que han venido para quedarse y es obligación de las administraciones combatir esa situación y por tanto ayudar a la gente con más dificultades de acceso a la vivienda.

Nos introducimos en un escenario en el que las promociones de vivienda en compra, incluso la VPO en compra, recaerá en el sector privado, mientras que la vivienda en alquiler lo hará fundamentalmente en el sector público, ya sea mediante promociones de obra nueva, programas de intermediación y de movilización de vivienda vacía como Bizigune o las ayudas del programa Gaztelagun para el acceso de los jóvenes a la vivienda.

–¿Son semejantes los problemas de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa en esta materia?

–La dirección de Vivienda a mi cargo es la vertiente promotora de la viceconsejería de Vivienda. El grueso de las actuaciones se con- centra en Bizkaia y en el área metropolitana de Bilbao, que es donde se concentra también la mitad de la demanda del conjunto de la comunidad. Pero los problemas son más bien parecidos: solares malos, subsuelos imposibles (esto es aún más acentuado en Bizkaia por su pasado minero) tramitaciones eternas, licitaciones con bajas económicas excesivas…

–¿Cómo contempla la Arquitectura vasca de los próximos años?

–La Arquitectura es siempre expresión y reflejo de la sociedad que la produce, y la que se hace en Euskadi es por tanto plural, muy plural, como no podía  ser de otra manera. Además, la particular característica geográfica y topográfica de nuestra tierra, que pasa de lo hiperurbano global al agro tradicional en cuestión de minutos, hace que los contrastes sean mayores y más variados. No hay por tanto tendencias mayoritarias o hegemónicas, ni estilísticas, ni tecnológicas o constructivas. Lo que sí hay es un nivel de calidad muy elevado. Es precisamente en vivienda, tanto privada como pública, donde podemos decir que el panorama es quizás más aburrido y conservador en lo que a Arquitectura se refiere. La normativa de diseño tiene mucho que ver en ello y es algo que vamos a abordar en breve. Confío en que las nuevas generaciones, las y los jóvenes arquitectos – a quienes desde la Dirección de Vivienda y Arquitectura hemos querido apoyar con la creación del Premio Peña Ganchegui a la Joven Arquitectura Vasca– sepan remover el tablero. Por lo que hemos podido ver en la primera edición de 2017, hay relevo, mucho talento y buena Arquitectura por muchos años.

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Política de vivienda y Estado del Bienestar.

Política de vivienda y Estado del Bienestar.

Un Instituto de Arquitectura para Euskadi en Donostia.

Un Instituto de Arquitectura para Euskadi en Donostia.