La arquitectura de la vida.
Somos de alguna forma lo que habitamos. Como señaló Winston Churchill, alguien poco sospechoso de ser arquitecto, «primero damos forma a nuestros edificios y luego ellos nos dan forma a nosotros». La arquitectura de la calle y la arquitectura de la casa son las más importantes, tienen que ver con la vida de las personas. Por eso debemos volver a poner el foco en la importancia de la arquitectura de lo cotidiano -la de todo el mundo y la de todos los días- en su buena factura. Todos los días desarrollamos nuestra vida en el entorno construido, en espacios más o menos cuidados, mejor o peor diseñados o pensados. Invertir en buena arquitectura es invertir en calidad de vida para toda la ciudadanía. La política de vivienda debe ir de la mano de una ambiciosa política de recuperación de la importancia de la arquitectura, de su valor: la arquitectura del espacio doméstico, pero también la arquitectura del espacio urbano y público.
Disponer de una vivienda es un derecho constitucional y ya en 1968 el filósofo y sociólogo francés Henri Lefebvre hablaba también del «droit à la ville», el derecho a la ciudad como un derecho consustancial a la democracia. Podemos hablar también del derecho a la arquitectura. Así lo hace de hecho Fernanda Canales, asociando acertadamente el derecho a la vivienda con el derecho a la arquitectura. En el Departamento de Medio Ambiente, Planificación Territorial y Vivienda del Gobierno Vasco venimos desplegando una ambiciosa política de difusión de la arquitectura, más allá de seguir mejorando la reconocida calidad arquitectónica de la promoción de vivienda protegida en Euskadi.
Esta apuesta comenzó dándole entrada en la estructura del departamento con la Dirección de Vivienda y Arquitectura, que recupera la antigua Dirección de Arquitectura, que se había perdido con el tiempo. Siguió con la creación del Premio Peña Ganchegui a la Joven Arquitectura Vasca, cuya segunda edición se ha vuelto a convocar. Y posteriormente se produjo el lanzamiento de la Bienal Internacional de Arquitectura de Euskadi MUGAK, que en su primera edición contó con la presencia de grandes referencias del panorama internacional y lo hará este mismo año. Se trata de acercar la arquitectura a todos los públicos. La apertura del Instituto de Arquitectura de Euskadi, que actualmente alberga la exposición Tabula Non Rasa incluyendo la obra galardonada con el premio Mies van der Rohe 2019 que otorga la UE, es una apuesta por consolidar de forma permanente una programación divulgativa.
Esta muestra coincide en el tiempo con la exhibición en la sala de La Arquería de Nuevos Ministerios de Madrid de la exposición Housing the Basque Country, una mirada sobre la arquitectura de la vivienda protegida en Euskadi y cómo ésta ha contribuido a garantizar el derecho a la vivienda, transformando y modernizando la ciudad. Reivindica el valor de la arquitectura, que alcanza su máxima expresión cuando se pone al servicio de la gente más necesitada.
No hay política de vivienda sin gestión de suelo, pero tampoco hay buena política de vivienda si no viene acompañada de una buena arquitectura, lo que requiere una buena política de fomento de la arquitectura. Por ello hemos ido mejorando paulatinamente las condiciones del ejercicio de la profesión de arquitecto en las licitaciones de proyectos y servicios de arquitectura de las que somos responsables, e impulsando una serie de concursos singulares que pronto verán la luz. Se busca con estos la excelencia arquitectónica haciendo los concursos abiertos, anónimos y con intervención de jurado, para propiciar que incluso la arquitectura de la vivienda social, aquella destinada a la gente más humilde, sea una arquitectura de altas prestaciones, incluso mejor que la que se ha venido haciendo, que es de una gran calidad. La buena arquitectura es una inversión de futuro y un ahorro económico. Hemos iniciado la revisión de la normativa de habitabilidad y diseño de vivienda, vivienda protegida y alojamientos dotacionales para unificarla, simplificarla y adaptarla a las nuevas necesidades y exigencias de nuestra sociedad, incorporando la accesibilidad universal y la perspectiva de género... Y, sobre todo, disponiendo espacios, normas y criterios que pongan la mejor arquitectura posible al servicio del bienestar del mayor número de personas posible.
Artículo publicado en el Diario Vasco el 10 de junio de 2019.
